Proyecto educativo


Nuestro proyecto educativo quiere asegurar la mejor formación para los alumnos como profesionales competentes –con actitud constante de aprender–, como personas con capacidad de autosuperación –con fortaleza, creatividad y resiliencia frente a los retos– y como ciudadanos cooperativos y corresponsables con el mundo en el que viven.

Para alcanzar estos objetivos, nuestro modelo educativo se fundamenta en:

La labor conjunta con las familias se sustenta en una comunicación fluida y en una colaboración continua que favorezca la coherencia y la continuidad educativa. Este ámbito queda reflejado en nuestro modelo de escuela para aprender, que quiere avanzar en un modelo de educación y aprendizaje que aprovecha todas las situaciones y entornos. Para ello, establecemos con las familias todas las herramientas y oportunidades que consideramos necesarias para facilitar la comunicación y el trabajo conjunto entre familia y escuela.

Una buena escuela es aquella que tiene la capacidad de ofrecer a cada uno lo que necesita en cada momento. Es necesario asegurar el aprendizaje significativo de cada alumno/a, adquirido con esfuerzo y entusiasmo. Concebimos nuestra labor educativa como el acompañamiento en un proceso de mejora continua, donde cada alumno/a desarrolla al máximo sus aptitudes, aprende a gestionarlas adecuadamente y se capacita, así, para su vida de adulto y en sociedad.

Es necesario educar en el sentido de la cooperación, el compromiso social y la solidaridad para que, tal y como señala la Declaración de los Derechos de los Niños, “dediquen sus energías y aptitudes al servicio de los demás”. En este sentido, nuestra escuela forma parte del Plan de Escuelas Asociadas en la UNESCO, y nuestros alumnos participan en proyectos de colaboración y de voluntariado con centros de ancianos, centros cívicos de nuestro entorno, además de estar hermanados con la Escuela Sam Sam de Dakar-Senegal.

Así pues, la escuela debe convertirse en ámbito de participación real y de aprendizaje de la convivencia, estimulando la participación, el trabajo en equipo, la toma de decisiones adecuada y responsable, y ayudando a adquirir el valor de la solidaridad en nuestro entorno cercano.

Nuestra escuela nunca ha sido confesional, pero tenemos como fundamento educativo la esencia de los valores del humanismo. Estos aspectos deben marcar el clima en el que se debe desarrollar la vida de la escuela, en el que cualquier creencia personal es respetada. Queremos educar a buenas personas que amen y respeten la vida y a las personas que les rodean.

Un rasgo esencial de nuestra Escuela es el ambiente afectuoso en las relaciones entre todos los integrantes de nuestra comunidad educativa. Creemos en las relaciones humanas basadas en el respeto y la confianza, en la tolerancia y en la autoridad ganadas con prestigio.

La comunicación personal y el afecto en las relaciones humanas deben ser elementos esenciales de la educación de nuestros alumnos, a los que es necesario ayudar a poner en práctica el sentido profundo de la amistad como línea fundamental en su desarrollo personal.

La escuela debe ayudar, mediante todas y cada una de sus actividades, a crear un criterio propio, con pensamiento crítico, autocontrol y responsabilidad, que permita a cada uno ejercer en la vida su libertad responsable.